Arriesgando el corazón by Tanya Michaels

autor:Tanya Michaels
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2005-12-31T23:00:00+00:00

Justin sabía que a muchos hombres no les gusta bailar, pero él siempre lo consideró una magnífica oportunidad para acercarse a una mujer. Como ahora. Hope era una mujer atractiva y llena de vida, y giraba en la pista de baile al ritmo de la canción pop que el discjockey acababa de pinchar. Pero la presencia de cierta compañera de trabajo que no debería estar allí le estaba impidiendo concentrarse en la atractiva mujer que se movía seductoramente delante de él.

Cuando vio a Olivia y a Meg jugando a los dardos en la esquina de uno de sus bares favoritos casi se le cayó la cerveza de la mano, pero enseguida se dio cuenta que la culpa era suya por haber respondido con total ingenuidad el aparentemente inocente interrogatorio de Meg sobre sus planes para el fin de semana. Olivia le había dejado claro que no habría nada entre ellos, y él no iba a permitir que su presencia le estropeara la noche.

Sin embargo, todo habría sido más fácil si Meg no hubiera ido a bailar, dejando a Olivia en la barra tratando de quitarse de encima a un pesado que se empeñaba en invitarla a una copa. Al menos eso fue lo que Justin dedujo mirando por encima de la cabeza de Hope. Olivia estaba cada vez más tensa, mientras el hombre se pegaba cada vez más ella.

—Hope, ¿me disculpas un momento? He visto a una compañera de trabajo y creo que necesita ayuda.

Justin se dijo que Hope era precisamente el tipo de oportunidad que él había estado buscando, y que era una tontería dejarla plantada en medio de la pista, pero si Olivia lo necesitaba…

—Claro —dijo Hope, sin parecer importarle en absoluto.

Justin casi se arrepintió, pero el deseo de estar junto a Olivia fue más fuerte que todo lo que Hope podría llegar a ofrecerle nunca.

Nº Páginas 52-102

Tanya Michaels – Arriesgando el corazón

Al acercarse a Olivia, el aspirante a pretendiente retrocedió como por arte de magia, y al ver a Justin, Olivia abrió desmesuradamente los ojos.

—Hola —dijo él, tratando de ignorar lo increíblemente espectacular que estaba, con la minifalda que dejaba sus hermosas piernas al descubierto y el escote que descendía casi hasta donde él la había acariciado con la boca.

—Hola —Olivia tragó saliva—. El mundo es un pañuelo.

—¿Te refieres a la casualidad de que después de mencionar a tu amiga que hoy vendría aquí hayas venido también tú?

—No ha sido idea mía.

—Créeme, lo sé —dijo él, sentándose en el taburete junto a ella—. Aunque lo contrario sería muy halagador. ¿Qué ha sido de tu aspirante a Romeo?

—¿Me estabas mirando?

—Bueno, digamos que llevaba diez minutos preguntándome cuándo iba a volver Meg a rescatarte.

Olivia se echó reír.

—Meg se estaba divirtiendo, y no necesito que me rescate nadie —le aseguró—.

Cuando el tío ha intentado meterme la mano debajo de la falda, le he dicho que le daría una patada en salva sea la parte si tuviera algo que mereciera la pena.

—¿Eso le has dicho? —dijo él, perplejo, conteniendo una risita—. Muy impresionante, pero ten cuidado con lo que dices a tíos borrachos.

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